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VALLE LUNAREJO |
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Visitar la pequena ciudad de Tranqueras surgida en 1892 y, desde allí, recorrer un camino vecinal hasta el pueblo de Masoller, es emprender toda una aventura dentro del departamento de Rivera. Son 30 kilómetros que permitirán al viajero deleitarse con la hermosa vista de las cuchillas y disfrutar de la El camino tiene piedras lo suficientemente grandes como para andar con cuidado. Luego de una curva pronunciada hacia la derecha, comienza la bajada y, desde allí, se ven las dos cuchillas de la zona. Se cruza entonces una calzada de hormigón de 60 metros de longitud. Se recomienda detener el auto para disfrutar del hermoso paisaje de la cuchilla Negra, situada a mano derecha. A poco más de un kilómetro, luego de una curva hacia la izquierda se llega a la bifurcación del camino, debiéndose continuar hacia la izquierda. El paisaje maravilla al viajero y la paz del lugar es total. Casi un kilómetro más adelante se ubica, a mano izquierda, el camino en dirección a la Estación de Brigadas Civiles. Al avanzar otro kilómetro se encuentra, hacia el mismo lado, una escuela rural. Los cerros Minuano y de los Peludos son casi una constante en el paisaje. A medida que se avanza la cuchilla de Haedo se distingue más cercana y el camino asciende para internarse en ella. A un kilómetro y medio de la escuela un tupido y extenso monte nativo atraviesa el campo. Este es el indicador perfecto del curso del arroyo Lunarejo. Cuando se llega frente a dos casas de madera, una de techo de teja y otra de quincho, se debe doblar a la derecha. Esta es la dirección correcta para internarse en la zona del valle del Lunarejo, la cual tienen un área total de 6.500 hectáreas. La vegetación parece entonces apoderarse del camino, el cual es más angosto y pedregoso que el anterior. El arroyo queda a mano izquierda y se avanza paralelo a él. Después de cruzar un corto puente de madera, la cuchilla se observa a ambos lados, mientras que los bordes del camino parecen paredes de piedra. La variada vegetación de la zona sorprende constantemente con sus diferentes matices de verde. A medida que se avanza, el viajero penetra en el monte autóctono y aparecen grandes piedras en el camino. El arroyo del Lunarejo corre entre las piedras, dándole vida al espeso monte de talas, ceibos, coronillas y otras especies autóctonas. El silencio solo es interrumpido por los cantos de diversos pájaros de la zona. Al dejar atrás el arroyo Lunarejo se continúa hasta Masoller. Dos kilómetros más adelante el camino desemboca en otro, donde se debe doblar a la derecha. Unos 500 metros después se ubica una prolija escuela rural hacia la izquierda. La vista hacia la derecha de la cuchilla Negra es un espectáculo imperdible. En los siguientes kilómetros, la vegetación disminuye y los campos vuelven a ser habitados por ganado. Al llegar al incambiable pueblo de Masoller se puede encontrar combustible, un bar y un almacén que abrió sus puertas por primera vez en 1875. Masoller se ubica en la ruta 30, en el extremo sur del límite contestado por Uruguay con la República Federativa de Brasil. Desde aquí la ruta continúa hacia la ciudad de Artigas |